Es muy importante entender que la estrategia de TI (Tecnologías de la Información) debe ser vista como una estrategia de la empresa porque, en la actualidad, la tecnología es un componente central para el éxito y la competitividad de cualquier organización. La alineación de la estrategia de TI con la estrategia empresarial permite a las empresas optimizar recursos, mejorar procesos y responder rápidamente a las demandas del mercado.

La tecnología no solo apoya las operaciones internas, sino que también puede ser un motor de innovación. Al integrar la estrategia de TI con los objetivos empresariales, las organizaciones pueden usar tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial o la computación en la nube, para crear nuevos productos o servicios que diferencien a la empresa de sus competidores. Esta alineación también permite a las empresas agilizar la toma de decisiones, ya que las herramientas tecnológicas proporcionan datos precisos y en tiempo real, mejorando la visibilidad y la capacidad de respuesta ante cambios del mercado.

Además, una estrategia de TI integrada permite a la empresa mejorar la eficiencia operativa al automatizar procesos, optimizar recursos y reducir costos. Esto, a su vez, puede generar una ventaja competitiva, ya que las empresas que aprovechan sus capacidades tecnológicas de manera eficiente pueden ofrecer mejores productos o servicios a precios más competitivos.